Autor: José López-Tafall, director general de ANFAC
Esta tribuna se publicó en la revista de Cadena de Suministro del mes de marzo de 2021

El escenario sobre el que abrimos el nuevo año hace solo unas semanas no podía ser más diferente del año anterior. Nos encontramos en un periodo de crisis y recuperación económica marcados sin duda por la nueva y terrible experiencia que ha supuesto la pandemia del Covid19 a nivel global. La crisis sanitaria ha sacado a la palestra graves dificultades para todas las potencias mundiales, pero, a nivel económico, cerca de un año después, ya se ha pautado la vía de recuperación, que se erigirá sobre dos pilares: descarbonización y digitalización.

Estos ejes de recuperación y transformación no son nuevos para la industria de la automoción, pero los plazos se aceleran. El sector de la automoción española se ha comprometido en ser uno de los líderes de este cambio, para no perder su posición estratégica como fabricante mundial de vehículos. Esta evolución hacia un nuevo modelo de movilidad supone el mayor reto para la historia de la industria automovilística, pero estamos invirtiendo más de 57.000 millones anuales en las fábricas europeas de vehículos para adaptarnos a este cambio. En los últimos cinco años, las marcas automovilísticas han invertido más de 13.000 millones de euros en sus factorías en España, donde se han adjudicado cerca de 20 nuevos vehículos electrificados que están previstos para los próximos dos años. Tenemos más de 200 vehículos electrificados ya en el mercado y la oferta crecerá exponencialmente. La oferta es fuerte, la demanda no tanto.

«Estos ejes de recuperación y transformación no son nuevos para la industria de la automoción, pero los plazos se aceleran»

José López-Tafall, director general de ANFAC

2021 se antoja como la segunda parte de 2020 para el sector de la automoción. Las perspectivas de ventas para este año no alcanzan el millón de turismos, quedando a un -20% del registro en años pre-COVID, y la producción de vehículo también cae. El sector está cumpliendo su parte, pero la recuperación y la nueva movilidad no es una transformación que la industria pueda desarrollar en solitario. La automoción necesita la colaboración de toda la sociedad.

«La recuperación y la nueva movilidad no es una transformación que la industria pueda desarrollar en solitario. La automoción necesita la colaboración de toda la sociedad»

José López-Tafall, director general de ANFAC

Es fundamental que España afronte la movilidad del futuro como un proyecto-país, para alzarnos como una de las primeras potencias en movilidad sostenible. Actualmente, somos la segunda mayor industria automovilística de Europa y la octava a nivel mundial, pero España tiene potencial para liderar la industria de la automoción y de la nueva movilidad. De hecho, nos encontramos ante la oportunidad de ser una referencia en una de las ramas de la automoción con mayor potencial en la nueva movilidad, los vehículos pesados. La logística y el transporte siempre han ejercido como un engranaje clave en la economía, pero la llegada de la pandemia ha demostrado el verdadero valor social del transporte de mercancías. La logística del futuro será sostenible y limpia y nuestras marcas ya están planeando ese futuro, con nuevos modelos cero o bajísimas emisiones.

«España tiene potencial para liderar la industria de la automoción y de la nueva movilidad»

José López-Tafall, director general de ANFAC

España tiene que cumplir una serie de compromisos pautados por la Unión Europea para renovar el parque automovilístico, en concreto, debemos alcanzar la electrificación del parque en 2040 y para ello es imprescindible que la demanda case con la oferta y la potencie. No basta con tener una gran oferta de productos más eficientes, es prioritario que se ejecuten planes de estímulo de la demanda para cumplir con los objetivos sobre todo para el transporte de mercancías, más olvidado. La disponibilidad de infraestructura de recarga rápida es también clave para el sector de transporte, como lo es también un plan de renovación pragmático, similar al que están ejecutando países de nuestro entorno, como Alemania o Italia. La transición energética debe ser un hecho, y para eso cuenta tanto las nuevas tecnologías cero emisiones como la sustitución de vehículos contaminantes por otros más limpios. Ignorar este hecho llevaría a una descarbonización más lenta de la posible, y un sector de transporte y logística más débil.

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