Tribuna de Wayne Griffiths, presidente de ANFAC, publicada en Tendencias 2022 de la Fundación Anastasio de Gracia, el 13 de julio de 2022

La automoción siempre se ha caracterizado por ser un motor económico para España. Ahora afrontamos una transformación en la que, como industria, tenemos el pleno compromiso de seguir siendo un referente. Es un reto apasionante que se articula sobre dos ejes que desde hace más de una década ya están plenamente vinculados a la automoción: la descarbonización y la digitalización. Ambos han de servir para trazar la mayor transformación en toda nuestra historia hacia una nueva movilidad más sostenible, eficiente y conectada.

Llevo vinculado al sector de la automoción desde mis inicios profesionales y, a lo largo de mis más de 30 años de carrera, he podido observar e impulsar desde diferentes responsabilidades la adaptación del automóvil a todos los cambios tecnológicos. Desde la incorporación de los sistemas de ayuda a la conducción, hasta los motores electrificados. La automoción siempre se ha desarrollado con el claro objetivo de ser eficiente y útil para ayudar al ciudadano en el ámbito profesional y el personal.

Desde inicios de este 2022, presido ANFAC en una etapa clave para la transformación de la industria del automóvil hacia el vehículo electrificado, conectado y autónomo. Se trata de una oportunidad única para estar al frente de la asociación, representando a todos los fabricantes y marcas de automoción en España.

La automoción española es un motor económico, industrial y de empleo. Con 17 fábricas en España, somos el segundo mayor fabricante de Europa y el noveno del mundo. Tenemos en la automoción un verdadero “milagro industrial”, que se ha consolidado como un referente en las últimas cuatro décadas. No podemos permitir que, por el contexto actual, ya sea por la crisis de la COVID, los microchips o, más recientemente, la guerra en Ucrania, nuestra industria pierda la posición competitiva que ha logrado alcanzar.

«Tenemos en la automoción española un milagro industrial que se ha consolidado como un referente en las últimas cuatro décadas»

Wayne Griffiths

España, como referente de la automoción, tiene que aspirar a recuperar una producción sobre los 2,8 millones de vehículos fabricados y los 1,3 millones de turismos vendidos al año. Todo lo que se sitúe por debajo puede ser un riesgo para España, para su economía y para su empleo.

La hoja de ruta de la automoción española

Como presidente de ANFAC tengo muy claros nuestros objetivos actuales. La descarbonización y la digitalización son, como comentaba, los pilares de la transformación hacia la nueva movilidad, sin dejar de lado la necesaria recuperación. Y bajo estos estos tres objetivos, debemos hacer del contexto actual una oportunidad para España. Como siempre insisto, no tenemos un plan B y tenemos que salir a ganar.

El plan A está dibujado en nuestro Plan Automoción 2020-40, una hoja de ruta que establece los objetivos, prioridades y áreas de trabajo que harán de esta transformación una oportunidad para la automoción y para la sociedad en su conjunto. El automóvil se dirige hacia la industria de la movilidad, donde su objetivo final es responder siempre con soluciones eficientes, sostenibles y accesibles para el ciudadano.

El Plan Automoción 2020-40 tiene como uno de sus pilares la necesaria colaboración con todo un nuevo ecosistema de la movilidad. Pasamos de ser únicamente fabricantes de automóviles a ser también proveedores y desarrolladores de soluciones de movilidad.

Para avanzar hacia el vehículo eléctrico y estas soluciones de movilidad por y para el ciudadano, es imprescindible la incorporación de empresas de diferentes ámbitos, desde el sector tecnológico al de telecomunicaciones pasando por las energéticas, eléctricas o aseguradoras, entre otras. La automoción se está transformando: pasamos de la tradicional cadena de valor lineal con el fabricante en el centro a través de sus relaciones con proveedores, talleres o concesionarios a establecer un ecosistema colaborativo en el que los nuevos agentes se multiplican y las relaciones cambian.

«El nuevo sector de la movilidad crecerá más que el sector tradicional, y ahí surge una enorme oportunidad de empleo y de negocio si sabemos posicionarnos y hacerlo de la manera adecuada»

Wayne Griffiths

La necesidad de responder a los retos medioambientales y tecnológicos impulsa la cooperación, la colaboración y las sinergias de este nuevo ecosistema que, según recoge el Plan Automoción 2020-2040, puede aumentar su valor en un 50% desde los 210.000 millones de euros actuales a más de 310.000 millones de euros en 2040. De igual manera, tendrá un efecto directo en el empleo, generando más de un millón de puestos de trabajo en las próximas dos décadas en todo el nuevo ecosistema. El nuevo sector de la movilidad crecerá más que el sector tradicional, y ahí surge una enorme oportunidad de empleo y de negocio si sabemos posicionarnos y hacerlo de la manera adecuada.

Debemos mirar al futuro, sin olvidarnos de que partimos de un punto marcado en el presente y con prioridades que tenemos que implementar desde ya. En nuestro plan, fijamos hitos a corto, medio y largo plazo que nos lleven a consolidar el despliegue del ecosistema de la movilidad en España y asegurar la competitividad de la industria española del automóvil.

Nuestra hoja de ruta se divide en cuatro etapas en las que se definen los objetivos y la temporalidad de cada uno de ellos:

  • Punto de partida: Debemos unificar los mensajes de todos los agentes y los sectores involucrados para crear unas bases sólidas sobre las que construir de forma coordinada el nuevo ecosistema de movilidad. Para ello, es necesario generar mensajes positivos que capten inversiones y potencien el mercado interior.
  • Hasta 2025: A corto plazo, nuestro objetivo es continuar atrayendo inversiones a nuestras fábricas, para lo que es necesario seguir avanzando en la competitividad de la industria.
  • Hasta 2030: Con el objetivo de adecuar nuestro mix productivo a la demanda, debemos fabricar al menos 700.000 vehículos electrificados al año en España. De esta forma conseguiremos mantener nuestra cuota de mercado en Europa e incluso incrementarla hasta el 15%.
  • Hasta 2040: Debemos haber sido capaces de haber cumplido con todos nuestros objetivos, y de hacer efectivo el despliegue del ecosistema de la nueva movilidad.

Nos enfrentamos a un camino complejo, no a un reto imposible. Confío plenamente en que la industria del automóvil avanzará decididamente hacia una industria de la movilidad, manteniendo los valores que siempre nos han definido de resiliencia, adaptación y competitividad para mantenernos como referentes y posicionarnos como un hub de la electromovilidad en Europa.

Por ello, es fundamental que esta transformación sea considerada como un proyecto de país, una apuesta en el presente para ver consolidados sus resultados en el futuro. La colaboración público-privada es fundamental, y el papel del Gobierno, ministerios, administraciones y, por supuesto, de los agentes sociales es clave para impulsar, estableciendo un marco regulatorio y legislativo, medidas que lo faciliten.

También, como marca el punto de partida de nuestro Plan Automoción 2020-40, a través de un mensaje unificado, coherente y alineado con el futuro del sector, que transmita a la sociedad y a los inversores que el futuro de la movilidad es una opción segura y una apuesta de nuestro país.

España debe mantener su posición de liderazgo. No me canso de repetirlo: somos un referente de la automoción, generamos el 10% del PIB y el 9% del empleo sobre la población activa y, con cerca de 19.000 millones de euros al año, somos el mayor aportador de saldo positivo para la balanza comercial del país. Somos marca España. Somos un motor para España. Y este motor tiene potencia suficiente para liderar la carrera hacia la nueva movilidad.

«Somos un referente de la automoción, generamos el 10% del PIB y el 9% del empleo sobre la población activa y, con cerca de 19.000 millones de euros al año, somos el mayor aportador de saldo positivo para la balanza comercial del país»

Wayne Griffiths

El proceso de transformación de la industria del automóvil debe hacerse con las personas. Personalmente, me preocupan los jóvenes y las nuevas generaciones. Una de mis prioridades como presidente de ANFAC es que los jóvenes reconecten con la industria del automóvil. La automoción puede liderar la lucha contra el desempleo juvenil en nuestro país. Al mismo tiempo, en un entorno de transformación, nuestra industria debe apostar decididamente por la formación, la recualificación y el aprendizaje permanente de los empleados.

En este punto, quiero remarcar el esfuerzo que ha hecho Europa por avanzar en la recuperación tras la pandemia e inyectar, a través de los Fondos Next Generation EU, un estímulo económico para afrontar los retos de cada sector. En el caso de la automoción, se han visto reflejados en el PERTE para el Vehículo Eléctrico y Conectado, el primer plan específico anunciado por el Gobierno y que muestra la importancia de la automoción para nuestro país.

El PERTE VEC cuenta con una dotación de 4.295 millones de euros para el desarrollo de todo el ecosistema del vehículo eléctrico y conectado en España, y es un excelente punto de partida para seguir atrayendo inversiones. La asignación de los fondos debe ser rápida y ágil para los proyectos participantes. En paralelo, el PERTE ha de venir acompañado de una serie de medidas adicionales que empujen la eficiencia de estos recursos económicos. Medidas vinculadas a facilitar el desarrollo de la infraestructura de recarga, aumentar la eficacia de los planes de ayuda a la compra de vehículos electrificados y establecer una fiscalidad que favorezca la renovación y la electrificación del parque automovilístico. Sin olvidar la implementación de una serie de decisiones de ámbito industrial que faciliten y garanticen el éxito de esta transformación.

Mayores objetivos de reducción de emisiones, mayores mecanismos para afrontarlos

Contar con un PERTE especifico no es casualidad. La Comisión Europea está impulsando unas políticas medioambientales hacia las cero emisiones para convertir a nuestro continente en el primero en ser climáticamente neutro en 2050.

La industria del automóvil es consciente del impacto medioambiental. En los últimos años, los vehículos se han adaptado a las diferentes normativas de emisiones marcadas por los niveles EURO y han reducido el impacto de su huella de carbono. Por ejemplo, en la última década las emisiones de CO2 de los turismos nuevos se han reducido un 20%. Y, de igual manera, seguimos avanzando en la electrificación, con la comercialización en el último año de más de 200 nuevos modelos en España.

La automoción tiene un pleno compromiso con la descarbonización, ya que es uno de los pilares de la transformación hacia la nueva movilidad tanto por ser un compromiso adquirido como una obligación desde los organismos europeos. Desde 1995, a través de la Comisión Europea, se han ido estableciendo una serie de marcos de objetivos para la reducción de emisiones, con una especial atención en los vehículos, y bajo penalizaciones en caso de incumplimiento. Ya en 2009 se fijó que los turismos de nueva comercialización en Europa en 2020 tendrían que emitir por debajo de 95 g/km recorrido, un objetivo exigente para el que las marcas se comprometieron y han trabajado para alcanzarlo.

De igual manera, en esta senda europea hacia la descarbonización, se estableció en el Acuerdo de París de 2015 un objetivo de reducción de emisiones del 15% para turismos y furgonetas en 2025, y del 37,5% y el 31% para turismos y furgonetas, respectivamente, en 2030. Ambos objetivos son un compromiso de Europa y de España, que desde ANFAC reflejamos en nuestro Plan Automoción 2020-40.

Estos retos son exigentes, pero asumibles si se establecen las medidas necesarias. En nuestro país, tanto la Ley de Cambio Climático como el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) han configurado un marco nacional a nivel normativo y han fijado los objetivos de largo plazo para su cumplimento. Es el punto de partida para empezar a diseñar las herramientas necesarias para convertir estos objetivos en realidades.

En este artículo quiero tratar también sobre una cuestión que siempre está presente en la automoción: el fin de la compra de los vehículos de combustión. Un final marcado inicialmente para 2040, que en nuestro país recoge la Ley de Cambio Climático y el PNIEC y que cuenta con el compromiso pleno de las marcas con la electrificación de sus vehículos. Durante el año pasado, la Comisión Europea lanzó la propuesta Fit for 55, que eleva el nivel de exigencia fijado en el Acuerdo de París y sitúa los objetivos de reducción de emisiones en un 55% para 2030 y el fin de los vehículos de combustión en 2035, cinco años antes del compromiso anterior.

La industria del automóvil siempre ha mostrado su compromiso hacia las cero emisiones. Por ejemplo, tanto en Europa como en España, somos el mayor inversor en I+D+i para avanzar en esta línea. Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de la realidad de una industria en continua transformación y del impacto que esta “renovación” de objetivos supone en el ciudadano y en su decisión de compra de vehículos.

Si aumentamos el nivel de exigencia, se han de incrementar al mismo nivel las medidas y compromisos que faciliten esta transición. El vehículo electrificado es la principal apuesta para afrontar estos objetivos. No podemos olvidar que hace apenas siete años este era un mercado incipiente en donde solo se vendieron 2.000 unidades en España. Es cierto que el ritmo ha aumentado y que, en 2021, se comercializaron 70.221 vehículos, pero todavía es una tecnología en proceso de maduración y necesita un fuerte apoyo de administraciones públicas, tanto nacionales como europeas, para asentarlo definitivamente y que el usuario vea en este una decisión segura de compra.

Para alcanzar las exigencias de reducción de emisiones fijadas en el Acuerdo de París, en 2030 debemos contar con un parque de tres millones de turismos electrificados en España. Y, como siempre insisto, hay que fijar objetivos a largo plazo y, para lograrlos, hay que cumplirlos en el corto. Si queremos llegar a ese año con los deberes hechos, en 2022 tenemos que duplicar el volumen de vehículos electrificados del año pasado, hasta las 120.000 unidades, y triplicar la infraestructura de recarga pública, hasta los 45.000 puntos de recarga.

Actualmente, tal y como remarca nuestro barómetro de electromovilidad, estamos muy lejos de estas metas. O aceleramos el ritmo de venta de vehículos electrificados y de instalación de puntos de recarga o nos vamos a descolgar de esta carrera. Nuestros competidores en Europa ya están progresando y no van a poner el freno para esperarnos.

«O aceleramos el ritmo de venta de vehículos electrificados y de instalación de puntos de recarga o nos vamos a descolgar de esta carrera»

Wayne Griffiths

Confío en la capacidad de respuesta de nuestro país y, por ello, quiero aprovechar estas líneas, para agradecer al Gobierno que haya puesto en marcha la mesa de gobernanza. Un organismo muy necesario propuesto y solicitado por ANFAC que ha de servir para coordinar, supervisar y gestionar de una manera centralizada el despliegue de la infraestructura de recarga. Y, también, tiene que ayudar a reducir y eliminar las trabas administrativas que hasta la fecha han supuesto un lastre para lograr una instalación de puntos de recarga con suficiente capilaridad, cantidad y calidad en nuestro territorio. Con este impulso, el vehículo eléctrico puede ser una opción de movilidad tan segura de usar y recargar como cualquier vehículo de combustión hoy día.

Un modelo de movilidad a la española

La transición hacia la movilidad sostenible y cero emisiones debe ser ordenada, lógica y con una visión única. Nos estamos jugando mucho y las bases que definamos ahora serán las que determinen el futuro de nuestra industria y de la movilidad en España.

Debemos establecer un modelo de descarbonización y de movilidad a la española, que cumpla con los objetivos exigidos y que asegure el futuro industrial de la automoción en nuestro país. Y de igual manera, como pleno defensor de la movilidad individual que soy, en esta movilidad del futuro se ha de preservar el derecho individual a elegir cómo queremos movernos en función de nuestras necesidades y condiciones. La movilidad para las próximas décadas ha de ser necesariamente sostenible, asequible, accesible y de libre decisión, donde las diferentes soluciones de movilidad, ya sea compartida, individual, pública o privada, estén al alcance de cualquier ciudadano.

Hay que evitar ciertos dogmatismos que se impulsan desde algunos colectivos o países que abogan por la reducción e incluso eliminación del vehículo privado como solución de movilidad. Esa no es la movilidad de libre derecho que debemos impulsar. El ciudadano es quien configurará los servicios de movilidad, y está en sus manos esta decisión, sin verse condicionado por prohibiciones.

La automoción no impulsa un modelo con más vehículos sino un modelo con vehículos sostenibles y eficientes. Debemos acabar con los discursos que generan incertidumbre a los usuarios sobre qué tipo de vehículo pueden o no pueden comprarse.

Esperar a que otros definan cómo tiene que ser la transformación de nuestra industria es dejar en visiones inadecuadas algo tan importante para nuestro país. Está claro que no hay una sola manera de afrontar esta transformación, pero España tiene que hacer el esfuerzo para establecer un marco común, como país y sociedad, de cómo queremos construir nuestra nueva movilidad y, con ella, transformar la industria.  

Esta transformación es clave para el futuro de España. Significa una gran oportunidad como país y también para todas las generaciones que ahora mismo están buscando o buscarán su futuro laboral. Somos un sector en plena evolución que, con la entrada de todos los nuevos agentes del ecosistema de movilidad, abrirá un abanico para la inversión económica, para el crecimiento industrial, para el desarrollo tecnológico y para el futuro laboral. Tenemos el potencial y la capacidad suficiente para afrontar cualquier reto. Ahora es el momento de construir la movilidad que impulsará a España. Hagamos de esta oportunidad una realidad. Avancemos decididos hacia la nueva movilidad.

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