Autor: José Vicente de los Mozos, presidente de ANFAC
Esta tribuna se publicó en el Anuario de Motor de El País el 12 de noviembre de 2020
Debería empezar esta columna glosando, una vez más, el durísimo golpe que la pandemia del coronavirus ha asestado a las sociedades a nivel global, su altísimo coste humanitario y la grave crisis económica a la que ya nos estamos enfrentando. Y cómo la industria de la automoción ha sido y es una de las más afectadas en España, con permiso del turismo y la hostelería, por el cierre total de la cadena de valor durante el estado de alarma (la única industria que se paralizó por completo). Sin embargo, hago el ejercicio en esta columna de mirar hacia delante. La crisis es la realidad actual pero la industria de la automoción también atraviesa, a la vez, la profunda transformación que estamos viviendo hacia la movilidad del futuro. Y si se me permite, diré que la oportunidad es única para centrarnos en un objetivo: salir de esta crisis reforzados, con más industria y respondiendo, como siempre, pero con más intensidad, a las demandas de la sociedad.
«Debemos salir de esta crisis reforzados, con más industria y respondiendo, como siempre, pero con más intensidad, a las demandas de la sociedad»
José Vicente de los Mozos
Queremos, como sociedad, un nuevo tipo de movilidad, sostenible, eficiente, accesible e inteligente cuyos ejes de desarrollo, la descarbonización y la digitalización, se están convirtiendo en los pilares de la recuperación tal y como la entiende Europa. La industria de la automoción comparte los objetivos y los ejes de transformación europeos y los hace suyos, adaptando las líneas de producción a los nuevos modelos e impulsando las tecnologías más eficientes y sostenibles en cada vehículo que sale al mercado. La nueva movilidad tiene otras exigencias, pero sigue necesitando vehículos y la industria está haciendo sus deberes para tener ya más de 200 modelos electrificados a la venta, un número que crecerá exponencialmente año a año.
La industria de la automoción ha de ser, pues, uno de los sectores clave para la recuperación española y europea. Sufrimos un impacto máximo, compartimos el foco y los objetivos, estamos trabajando en la transformación que pide la sociedad, pero además, el sector de la automoción arrastra con su actividad a muchos otros sectores de la economía, cuyas ruedas se mueven más rápido si las del motor corren. Apoyar a la automoción supone arrastrar al segundo sector industrial de España y con él, empujar a sectores tanto industriales como de servicios, desde la química y el textil hasta los servicios financieros, transporte o aseguradoras.
«Apoyar a la automoción supone arrastrar al segundo sector industrial de España y con este, empujar a otros sectores industriales»
José Vicente de los Mozos
La capacidad que tiene esta industria de recuperar y multiplicar lo que se invierte en ella, de devolver las ayudas que se le prestan, es amplia, fuerte y está demostrada en la experiencia. Cada euro invertido en fabricación de vehículos genera 1,85 euros en el conjunto de la economía y ese mismo euro, dedicado a impulsar la demanda de vehículo, genera casi dos euros en el conjunto de la economía. Un empleo en la cadena de valor de la automoción genera cerca de ocho puestos de trabajo en el resto de la economía. Pero la industria, además, devuelve con creces lo que se le da: en los últimos cinco años, se han invertido más de 12.000 millones de euros en las fábricas españolas de automoción, pese a no tener casas matrices en España.
«Si el objetivo es apoyar al sector, la aplicación de las medidas ha de ser clara, estable, sencilla y eficaz»
José Vicente de los Mozos
Apostar por la automoción no cae en saco roto. Los planes de ayuda funcionan, el dinero se recupera y la economía gana tracción en toda España. El Gobierno nos ha apoyado con el Plan de Impulso y nosotros tenemos la estrategia AUTOMOCIÓN 2020-40 para llevar a cabo esta transformación. Pero, teniendo el marco de actuación claro, el día a día no puede convertirse en una carrera de obstáculos. Si el objetivo es apoyar al sector, la aplicación de las medidas ha de ser clara, estable, sencilla y eficaz. Las piedrecitas en el camino complican lo que debería ser una autopista hacia la recuperación y la transformación. Eliminemos burocracia y duplicidades, agilicemos procesos y gestionemos con eficacia fondos y procesos para que podamos aprovechar esta oportunidad para el país y salgamos de aquí con más automoción, más industria y empleo de futuro y orientados hacia la nueva movilidad.