Carta del presidente
Es difícil escribir, en 2020, unas líneas sobre el año pasado sin que parezca una realidad alejada, casi una ficción. La pandemia del coronavirus está representando una crisis de tal magnitud, que asomarse a los días anteriores parece abrir una ventana a un remoto lugar de la Historia reciente. Y, sin embargo, 2019 fue un año muy relevante para ANFAC y los acontecimientos subsiguientes no deben impedirnos reflejar en este Informe el amplio trabajo que se realizó, tanto a nivel interno como externamente.
La incertidumbre, de nuevo, dominó el panorama regulatorio, gubernamental y de desarrollo del sector y la industria de la automoción en España. Sin embargo, esta incertidumbre no paralizó a la asociación, que realizó, durante todo el año pasado, un profundo trabajo de pensamiento y estrategia que ha derivado en el Plan Auto 2020-40, que presentamos al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y a varios de sus ministros el pasado 2 de marzo. Este Plan es la manera que tiene la industria española de la automoción de “coger el toro por los cuernos”, si se me permite la expresión. Tomando como horizonte las tendencias que marcan el futuro de la automoción (que, para nosotros, son el presente), a saber, la electrificación y la descarbonización del parque, la conectividad de los vehículos, la conducción autónoma y los servicios de movilidad, hemos decidido dónde queremos estar, qué necesitamos para llegar hasta ahí y qué supone abordar esta transformación. Estamos mirando de frente al mayor reto de nuestra historia, un desafío del que sólo podemos salir con éxito porque la automoción es un sector clave para la economía española.
La transformación de la industria de la automoción hacia la industria de la movilidad incrementará el valor de mercado de la movilidad en el país, hasta los 310.000 millones de euros. Supondrá para 2040 la creación de hasta 1,5 millones de puestos de trabajo. La oportunidad es mayúscula y es, además, el único camino válido. La única senda posible es esta. No podemos renunciar a ella, porque la inacción conlleva unos costes descomunales. No hacer nada implicaría la pérdida de cerca de 194.000 empleos y un impacto equivalente al de la crisis económica de 2012 sin posibilidad de recuperación, porque la industria actual quedaría obsoleta, fuera del mercado.
Este cambio nos va a costar un esfuerzo, sin duda. Vamos a tener que invertir alrededor de 54.000 millones de euros en toda la transformación. Pero no podemos ni vamos a estar solos en este desarrollo. La industria de la movilidad es un concepto más amplio, con un nuevo escenario en el que la cadena de valor lineal y tradicional, en donde el fabricante de vehículos era el centro, se multiplica y se convierte en un ecosistema colaborativo en el que entran a formar parte otras empresas y sectores como las energéticas, las tecnológicas, desarrolladoras de software y otras. El papel de la Administración como catalizador del cambio con sus regulaciones es imprescindible.
Ya se lo avancé a S.M el Rey Felipe VI en mi discurso durante el almuerzo con motivo del Centenario del Automobile Barcelona 2019: “El nuevo horizonte llama a la industria a dar el mayor salto de su historia y los fabricantes ya estamos comprometidos, cumpliendo con las más exigentes normativas medioambientales; en la movilidad eficiente, inteligente y asequible y en la reducción de los accidentes en carretera”. El Plan 2020-2040 es la plasmación de la dirección que le queremos dar a este salto y dónde nos va a colocar. La crisis del coronavirus no nos saca de este camino, el único posible para la industria española. Lo hace más exigente de recorrer, recorta los tiempos,pero la vista sigue puesta en el mismo sitio: mantener la posición de liderazgo de España en la nueva industria de la movilidad del futuro. Necesitamos dar señales ante los inversores internacionales de que España es un país que cuida de su industria de la automoción, para atraer las inversiones y adjudicaciones necesarias para la transformación. El Plan 2020-2040 apuntala estas señales.
No quiero cerrar estas líneas sin dar la bienvenida a los nuevos socios (Isuzu, King Long, Mahindra, Maxus, Otokar (Somauto) y Volvo Car España) que han decidido confiar en ANFAC, tras la disolución de ANIACAM. Esta elección fortalece a la asociación que represento como lo que es, la voz referente de la automoción en España.
Además, quiero agradecer su contribución a la asociación durante ocho años del anterior vicepresidente ejecutivo de ANFAC, Mario Armero. Su visión y actividad ha sido muy relevante para la automoción en el país durante casi una década. Contamos ahora con un nuevo director general, al que saludo desde esta carta. El bagaje y el conocimiento que aporta José López-Tafall, por su trabajo previo en los sectores de energías renovables y tecnologías de la telecomunicación serán clave para la creación y expansión del ecosistema imprescindible para abordar la transformación. La estrategia y la visión están claras. Trabajemos, pues, para el futuro.