Autor: Mario Armero, vicepresidente ejecutivo de ANFAC

Este texto pertenece al Prólogo del Observatorio de la Movilidad Sostenible, realizado por la consultora Grant Thornton y presentado el día 20 de mayo 2019

Comienzo este prólogo agradeciendo la oportunidad que me brindan la consultora Grant Thornton y su socia de Automoción, Mar García Ramos, de plasmar mi visión sobre la movilidad en este informe, que me parece altamente pertinente en nuestros días. Un concepto, la movilidad, que ha ido ganando fuerza en los últimos años hasta convertirse en el elemento vertebrador, en la clave para el desarrollo futuro de la industria de la automoción hasta el punto de que tomará su nombre. La Industria de la Movilidad es el presente y el futuro de la automoción y los fabricantes ya están plenamente comprometidos con este reto y esta oportunidad.

Pero ¿cómo ha de ser esta movilidad? Para ANFAC, la movilidad del futuro es sostenible, eficiente, accesible y asequible. Una movilidad que tiene en el centro a las personas y a las ciudades, que hoy en día, son las piezas clave en este cambio de paradigma. Como dice el Observatorio, la movilidad no es todo pero está en todo.

Ponemos a las personas en el centro porque sus decisiones individuales son hoy más importantes que nunca. La población envejece y decrece el número de jóvenes interesados en tener un coche propio. Pero estas personas quieren moverse. La movilidad ya no es sólo un producto vinculado necesariamente a la propiedad de un coche sino también un servicio. Los ciudadanos quieren moverse ‘bajo demanda’. No quieren tener coche, pero si quieren moverse libremente, quieren utilizar los vehículos sin compromisos.

Gracias a la tecnología, los servicios vinculados a esta movilidad se han multiplicado. Se plantea así un nuevo escenario en el que la tecnología es un vector clave del cambio para dar respuesta a estos nuevos hábitos, conectar personas, dispositivos, infraestructuras e incluso mejorar la forma de fabricación. La Industria de la Movilidad va de la mano de la tecnología, que ha provocado el nacimiento de las cuatro tendencias que marcan el futuro: la conducción autónoma, el vehículo conectado, la movilidad compartida y el vehículo eléctrico y bajas emisiones, merecedores cada una de ellas de un capítulo en este estudio.

Junto a las personas, las ciudades son los principales clientes y prescriptores de la nueva movilidad. Son ellas, en función de sus necesidades, las que regulan, permiten o prohíben unos modos de desplazamiento u otros. Es clave llegar a ellas y entender de qué forma podemos ayudarles para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, de tal modo que el transporte no se aborde solo por sus impactos negativos como la congestión o los problemas de la calidad del aire sino por todo el bienestar que aporta a las personas.

Pero no podemos acercaros a ellas como un todo. Cada una tiene sus necesidades. No son los mismos los problemas de Madrid que los de Bilbao, Mallorca o cualquier población rural, pero tienen puntos en común y se pueden dar soluciones homogéneas. En ello estamos, a través de las propuestas que hacemos desde ANFAC con el Plan de Movilidad.

La nueva movilidad es ciudades, personas y también crecimiento económico para España. El desarrollo del vehículo eléctrico y alternativo, las infraestructuras de recarga, la adaptación al vehículo autónomo y conectado, la inteligencia artificial, la gestión eficiente del tráfico son nuevas áreas en donde se generará empleo y talento, innovación e investigación. Los fabricantes están apostando ya por la descarbonización del parque y por la movilidad del futuro. Están lanzando modelos más eficientes cada día, innovando en una mayor autonomía de los vehículos electrificados, introduciendo mejoras tecnológicas que conduzcan a una mejoría importante de la seguridad vial.

Los miembros de este ecosistema, industria, ciudades y personas no podemos estar solos en este desarrollo. Se necesita un importante impulso de la Administración a la renovación del parque automovilístico que supera los 12 años de edad media, de modo que se puedan renovar las flotas de vehículos comerciales con vehículos cero y bajas emisiones; es necesario incrementar los puntos de recarga de manera exponencial y, al mismo tiempo, no vetar tecnologías que cumplen escrupulosamente con las normativas europeas medioambientales más exigentes y que van a tener su protagonismo a futuro a través de una mejora aún mayor de sus emisiones de gases contaminantes. La movilidad ha de ser diversa, para adecuarse a todos los perfiles, y accesible, también para todos los bolsillos. Se necesitan medidas homogéneas sobre la movilidad, que den certidumbre a los ciudadanos y seguridad a las automovilísticas de cara a realizar sus inversiones.

España necesita una hoja de ruta, una estrategia positiva para que podamos llegar a esa nueva movilidad. Una estrategia de país que elimine la incertidumbre sobre el futuro de la automoción y que potencie los efectos positivos de esta nueva movilidad, de esta nueva industria, minimizando los impactos negativos. La industria de la automoción está dando un paso adelante y para seguir contribuyendo a que la movilidad mejore la calidad de vida de las personas y las ciudades. El acompañamiento de la Administración es imprescindible para que los objetivos se cumplan.

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